Reportaje de Radio-Canada (Paloma Martínez Méndez) publicado el 8 de marzo de 2023
En el Día Internacional de los Derechos de la Mujer, activistas y migrantes reclamaron que Canadá incluya, sin restricciones, a todas las mujeres «sin papeles» en un eventual programa federal de regularización. La residencia permanente les permitiría seguir contribuyendo a la sociedad y protegerse de abusos de los que aún son víctimas.
Nina González llegó a Canadá en 2008 como solicitante de asilo. Durante varios años, mientras se resolvía su caso, un estatus migratorio regular le permitió a ella y a su hija llevar una vida casi normal, trabajando y estudiando en el país.
Sin embargo, en 2015 perdieron su estabilidad y pasaron a ser indocumentadas en Canadá. Su situación migratoria está lejos de ser una excepción y un eventual programa de regularización de los «sin papeles» en Canadá podría cambiar la vida de Nina González y de su hija.
« Llegué a Canadá solicitando asilo. Vine huyendo de una situación de violencia doméstica y violencia conyugal en mi país y de extrema pobreza. No conocía el idioma, ni cómo funcionan las leyes. Una oportunidad se me presentó y vine. Era eso o morir en el intento. » – Nina González
Al llegar a Canadá con su hija, Nina buscó la ayuda de personas que se presentaron como asesores y abogados de migración que, según ella, la orientaron mal.
« Ahí comenzó mi camino, que ha sido desastroso y en el cual he arrastrado a mi hija. Hoy, después de tantos años que llevo aquí, sigo arrastrando las consecuencias de la vulnerabilidad de ser una mujer sin recursos para poder defenderse y conocer cómo ejercer sus derechos. » –Nina González
RCI conversó con Nina González en el marco de una conferencia de prensa organizada por varias organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres este 7 de marzo en Montreal.
En el evento, varias mujeres «sin papeles» y organizadoras comunitarias reclamaron al gobierno de Canadá la inclusión sin restricciones de todas las mujeres sin papeles en un eventual programa federal de regularización de personas indocumentadas.
Durante la rueda con los medios, varias mujeres tomaron la palabra, algunas de ellas trabajadoras indocumentadas. Ellas dijeron que la regularización de su estatus migratorio y la obtención de una residencia permanente podría ser una vía para reparar los daños causados por la violencia contra las mujeres.
Además de Nina González, quien es una de las portavoces del Centro de Trabajadoras y Trabajadores Inmigrantes (CTTI) por la regularización y de la Alianza Internacional de Migrantes (IMA), también participó Marie Boti, quien forma parte de la organización Mujeres de Diversos Orígenes y de la Alianza Internacional de Mujeres.
En su presentación Marie Boti, conocida también por su trabajo como cineasta y activista por décadas, expuso diversos testimonios que le fueron confiados por mujeres que se encuentran viviendo en situación de vulnerabilidad.
« Nos escandaliza el trato que soportan estas mujeres a manos de empleadores sin escrúpulos y gobiernos complacientes. Su inseguridad y precariedad son cómodas y las hacen más fáciles de explotar. Si son lo suficientemente buenas como para trabajar, entonces también lo son para quedarse aquí, tener los mismos derechos y servicios que los demás. » – Marie Boti
La cineasta dijo que no traemos a la gente a Canadá sólo para trabajar, son seres humanos. Marie Boti recordó que hubo 281 millones de migrantes internacionales en 2020 y que una pequeña parte de ellos llega a las fronteras canadienses.
La portavoz de Mujeres de Diversos Orígenes y de la Alianza Internacional de Mujeres explicó que las razones que obligan a las mujeres y a familias enteras a huir de sus países son las situaciones de guerra, los desastres climáticos, la destrucción del medio ambiente, a menudo ocasionada por empresas mineras o agroindustriales transnacionales, así como la pobreza y la falta de medios de subsistencia a causa del comercio internacional desigual.
Por su parte, Nina González cree que la sociedad patriarcal, “no importa si es en el primer o en el tercer mundo”, sigue determinando la mayor vulnerabilidad de las mujeres en el contexto migratorio.
« Para quienes venimos luchando y queriendo proteger a nuestros hijos es difícil luchar contra un gigante como lo son las leyes de migración. Es fácil sentirse como un criminal y no somos criminales. Sólo estamos tratando de encontrar una nueva vida, sin inseguridad y con paz. Pero no es posible aún para mí ni para mi hija » – Nina González