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El EZLN, presente, con fortaleza y planes: el obispo Felipe Arizmendi

 

El EZLN, presente, con fortaleza y planes: el obispo Felipe Arizmendi

Publicada el 30 de diciembre en la versión impresa.

Elio Henríquez, corresponsal

 

San Cristóbal de Las Casas, Chis., 28 de diciembre.

A propósito del vigésimo aniversario del alzamiento armado del primero de enero de 1994, el obispo de la diócesis local, Felipe Arizmendi Esquivel, afirmó: «Mucha gente se pregunta si subsiste el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y yo les digo que no sólo subsiste sino que existe, tiene presencia, fortaleza, planes y proyectos; no es algo del pasado ni semimuerto».

 

En entrevista con La Jornada, sostuvo que “el grito de ¡‘Ya basta’! sigue teniendo su valor porque aunque ha habido progresos en Chiapas y también para los zapatistas, las condiciones de marginación han sido tan abismales que no es fácil superarlas”. Agregó: «Yo llevo 23 años en Chiapas y he visto muchos avances en carreteras, clínicas, escuelas, electrificación, agua potable, pero todavía hay muchas comunidades en las cuales falta luz; además, hay clínicas, pero sin médicos ni medicinas; escuelas a veces sin maestros ni implementos pedagógicos adecuados; hay muchas carreteras, aunque algunas son difíciles para transitar por deslaves y baches».

 

Arizmendi Esquivel, quien desde mayo de 2000 está al frente de la diócesis de San Cristóbal, en cuyo territorio habitado mayoritariamente por indígenas se asientan principalmente las comunidades con presencia rebelde, manifestó que el EZLN «es un movimiento que trata de demostrar que sí se puede vivir y avanzar de forma autonómica».

 

–¿Cuál cree usted que es el principal logro del EZLN en estos 20 años?

–No sólo que se dio un avance en el combate a la pobreza, a la marginación, sino sobre todo, el más importante, es que hoy los indígenas se sienten con dignidad, que son personas, que tienen derechos, que valen y que no los pueden sojuzgar tan fácilmente. Para mí es el valor más importante que hay, pues antes no los dejaban ni caminar por las banquetas y hoy son dueños de las ciudades, controlan los mercados, transportes públicos y cuando se organizan influyen definitivamente en la política; tienen fuerza, no sólo numérica sino de conciencia de su dignidad.

 

Dijo que con la autonomía que practican las comunidades zapatistas y «que les da mucha dignidad, quieren demostrar que sí es posible otro tipo de vida».

 

Reiteró que «ellos siguen organizados para tener sus propias normas para evitar el consumo del alcohol y la droga, por ejemplo, eso lo están haciendo con mucha claridad. Están buscando algún tipo de educación con escuelas autónomas. Buscaron tener hospitales y clínicas que no dependieran del gobierno y algunas subsisten, pero no es tan fácil que duren mucho tiempo porque no hay suficientes recursos económicos. Varias organizaciones internacionales los han apoyado, pero sostener una clínica cuesta mucho dinero y aunque hay voluntarios que van a dar servicio gratuito no lo pueden hacer permanentemente».

 

Subrayó: «Yo valoro mucho que combatan las drogas, el alcohol y la corrupción, que no siempre se logra, pues ocurre en todas partes, pero el EZLN y sus comunidades son más confiables, la mística que desde un principio pusieron en práctica es muy confiable y se esfuerzan por llevarla a cabo».

 

El sucesor de Samuel Ruiz García expresó que la autonomía en las comunidades «es una fortaleza porque quieren conservar la identidad cultural, pero es una debilidad al mismo tiempo. Las autonomías tienen ventajas y riesgos».

 

Entrevistado en las oficinas de la curia diocesana, el prelado insistió en que «la lucha por la autonomía es un esfuerzo para demostrar que no todo lo hace el gobierno ni por qué tenemos que depender en todo de éste, sino que la sociedad se puede organizar y valerse por sí misma».

 

Opinó que, «en la práctica, el anterior es un principio importante que tendría que lograrse en diálogo con el gobierno, porque muchas de las ayudas que se les dan no son limosnas como las califican, sino derechos de los pueblos. Tener carretera, luz, clínicas, escuelas, apoyos, son derechos, no regalo del gobernador o del presidente en turno, sino una forma de revertir los impuestos que todos pagamos».

 

Continuó: “Pueden renunciar a ese derecho con toda libertad, pero eso que es una gran fuerza puede ser una debilidad porque en muchas partes aceptar un programa de gobierno los excluyó del movimiento, porque la gente dice ‘tengo necesidad y si a mi vecino el gobierno le dio una casa por qué yo no la voy a tener’. Habría que ver la manera de ver cómo, sin perder la autonomía, se puedan aprovechar recursos que la sociedad confía en su administración al gobierno, pero que son de la sociedad, no son limosnas sino derechos de los pueblos”.

 

Consideró que actualmente «la lucha más importante sería la jurídica, poder plasmar en la Constitución derechos de los pueblos originarios, porque muchas cosas que están en el convenio 189 de la Organización Internacional de Trabajo no están en la Carta Magna, por ejemplo, el hecho de que para hacer una carretera o explotar una mina se deba obligatoriamente tomar en cuenta su opinión».