Fuente: Solidaridad Sin Fronteras
Llevada a la oficina de Justin Trudeau en Montreal, el 27 de noviembre del 2015
Nosotras, mujeres y madres sin estatus, que vivimos y trabajamos en la sombra, invisibles y excluidas, interpelamos a la opinión pública, unidas, por la primera vez.
Nosotras vivimos en la precariedad a causa de nuestro estatus de inmigrantes. Este estatus precario amenaza nuestra seguridad, nuestra libertad en tanto mujeres, nuestros derechos en tanto trabajadoras, y nuestra vida de familia. De diferentes maneras, nuestro futuro y nuestros sueños están bloqueados. Nuestros hijos e hijas, nacidos y nacidas aquí o que residen aquí desde hace muchos años, están terrorizados por la amenaza de una deportación, lo que los arrancaría de la escuela, de sus amigos y de su vida social, o que los separaría de un padre o madre. Algunas familias han sido ya separadas por la deportación de uno de sus miembros y esperan con angustia poder estar de nuevo reunidas.
Nosotras trabajamos aquí, y contribuimos a la riqueza de Canadá. Nosotras limpiamos sus casas, servimos en sus restaurantes, trabajamos en cadena, producimos la comida que ustedes comen. Nosotras pagamos impuestos. Sin embargo, vivimos aquí excluidas del conjunto de bienes sociales: la educación, los cuidados de salud, las subvenciones para los niños y niñas, las guarderías, el seguro de desempleo. Somos las más explotadas entre las personas más explotadas de la sociedad: trabajamos largas horas en condiciones muy difíciles, no nos beneficiamos del salario mínimo, no tenemos protección social, no estamos sindicalizadas. A pesar de nuestras competencias y calificaciones, nunca tendremos un ascenso y no podremos, como todo el mundo, ascender los escalones.
Nosotras, que firmamos esta carta, hemos luchado para regularizar nuestro estatus. Hemos llenado listas infinitas de dossiers, costosos y largos: hemos dado pruebas de cada detalle de nuestras vidas, muchas veces. Estamos aburridas de llenar formularios y juntar documentos, esperando una respuesta arbitraria, con incertidumbre y el miedo en el vientre. De nosotras, algunas tienen diplomas, otras no, muchas tienen familias, otras son sólo ellas: vinimos a Canadá por diferentes razones y ya no podemos irnos. No queremos ser juzgadas individualmente sino que simplemente aceptadas en tanto que seres humanos, en igualdad con los otros miembros de la sociedad. Nos gustaría que el caso por caso ya no sea la regla.
Hoy día, tenemos muchas esperanzas luego de las numerosas declaraciones del nuevo Primer ministro y de Mme. Grégoire. Quizás somos ingenuas al creer… pero sin esperanza, no podemos vivir.
El Sr. Trudeau se comprometió a tomar medidas inmediatas para reabrir las puertas de Canadá y hacer de la reunificación de las familias una prioridad (1). ¡Abrir las puertas de Canadá a las y a los inmigrantes, a sus familias y a las y a los refugiadas y refugiados es una muy buena noticia! Si el gobierno tiene la posibilidad y la voluntad de acoger a nuevas personas, él también tiene el poder y – lo esperamos vivamente – la voluntad de acogernos y de reunificar nuestras familias: nosotras que hemos residido, trabajado y criado a nuestros hijos aquí desde hace años. Nosotras participamos en la vida social y comunitaria de Montreal, nosotras estamos comprometidas en acciones de voluntariado, estamos ya integradas.
El Sr. Trudeau y la Sra. Grégoire expresaron también sus opiniones respecto al derecho de las mujeres y al futuro de nuestros jóvenes. Nosotras estamos seguras que estos derechos que les son tan queridos nos conciernen igualmente, nosotras que estamos entre las mujeres más vulnerables de este país, estamos convencidas que el Sr. Trudeau piensa también en nuestros hijos e hijas cuando afirma que “cada niño y niña merece crecer en un mundo donde la discriminación, la violencia y la explotación no existen y tener una alimentación sana, cuidados de salud adecuados, una buena educación y un medio de vida seguro” (2).
Nosotras vivimos aquí, nosotras nos quedaremos aquí. Esta es nuestra casa y la de nuestras hijas e hijos. Queremos vivir en la dignidad, la paz y la estabilidad, queremos que el miedo que sin cesar nos habita, se disipe. Esperamos con esperanza que este nuevo gobierno muestre toda la humanidad de la que tanto habla. Esperamos un cambio que, por una vez, nos incluya a nosotras también.
A través de esta carta, pedimos ser recibidas por el Primer Ministro y por la señora Grégoire, para discutir de nuestras reivindicaciones y para hacerles parte de nuestras luchas cotidianas.
Le pedimos al ministro que se pronuncie sobre la cuestión de la regularización de las personas sin estatus en Canadá.
El Colectivo de Mujeres sin Estatus de Montreal
Montreal, 26 de noviembre del 2015
*Fatima, madre de 4, trabajadora a tiempo parcial en un restaurant, inquieta por el futuro de sus hijos e hijas.
* Emma, madre de 2, trabajadora a tiempo parcial en un negocio, en lucha después de 9 años por sus papeles, hijos e hijas sufriendo la separación con su padre (quien fue expulsado hace más de un año).
* Sabrina, madre de 3, trabajadora como aseadora en una casa de canadienses, mamá e hijos e hijas cansados.
* Marie, en búsqueda de empleo, madre de 2, deseando un mejor futuro para sus hijo e hija en Canadá.
* Fatima, 30 ans, célibataire, caissière, fatiguée physiquement et mentalement après 9 ans de course.
* Angélique, femme sans statut, mon mari a été expulsé ; c’est très dur de maintenir mes quatre enfants seule
* Emelyne, mére de la petite Rose, depuis 2 ans je me bats pour retrouver des droits dans ce pays après son père nous a agressé.
* Sofia, Hola tengo 5 años aqui, 3 sin status, no tengo familia aqui, yo fui solicitante de refugio, el gobierno rechaza mi caso, por decision politica es decir ser mexicana, y contar con proteccion en mi pais, al menos eso dijo mi abogado. Soy una mujer rsponsable y honesta, he trabajado para mantenerme a mi y ami madre con edad avanzada y enferma en mexico. En mi ultimo trabajo estuve por mas de 2 años, ahi me discriminaron, me daban mas responsabilidades que las demas personas por que ellos sabian mi situacion y sino me gustaba me iba, a ellos no les importaba, me enferme de mi mano por 11 meses por realizar trabajo pesado que solo era de hombres, cargaba muchas cajas pesadas, el jefe me gritaba al punto de aguantar llorar, no hubo consideraciones al verme con la mano lastimada hasta los ultimos 2 meses, tuve varias terapias, fui al medico y todo lo pague yo, me aguante porque no podia parar de trabajar, hay muchas injusticias con gente en mi misma situacion, no aguantaba la presion y el estres, Ahora me encuentro en busca de trabajo y sobre toda una esperanza de que nuestras voces sean escuchadas, tener una vida digna, dejar de estar aislada sin amigos, vivir en armonia sin miedo a todo, no se imaginan el desgaste emocional y fisico que es sobrevivir asi, solo pedimos una oportunidad de tener una vida normal, yo hago un llamado a su corazon, a su lado humano, ustedes no saben todas las cosas que uno pasa, por no tener un papel que te diga eres digna de vivir aqui, ustedes tienen ,hermanas, amigas, madrres y no deseo que pasen lo mismo que nosotras, solo den una oportunidad!! gracias.
* Ana, Soy una madre de dos niños tengo 9 años (ici) y mis dos hijos tienen su vida hecha aqui y no los puedo regresar a la inseguridad que existe en Mexico y su gobierno corrupto.
* Lucinda
* Leonor, Nosotr@s lo que estamos sin un estatus y tenemos nuestra vida hecha aqui lucharemos por tener los mismo derechos que todos.
* Khurshid Begum Awan, âge 60
* Guadalupe, mère monoparentale, mexicaine avec 4 enfants. arrivée ici en 2008 et demandé la protection du gouvernement de Canada, mais refusée. peur de retorné à mon pays, j’attendais ici avec l’espoir d’être accepté avec un recours humanitaire. mon fils a été deporté en 2014. je n’ai pu rien faire.
* Anne-Marie
* Rosmarie, sans papiers pour plus de 30 ans
* Itzel Gladin Garcia, deux enfants. Epuisé et fatigué. Le système a enlevé ses enfants mais elle se battre pour ses enfants et continue la lutte
* Nur: je suis ici depuis 2012. j’ai une fille et un garçon. mes enfants aiment aller à l’école mais l’incertitude et menace de déportation le rend difficile. Je suis presque sans espoir, et j’ai de la difficulté à donner de l’espoir à mes enfants. Et ça devient plus difficile. J’ai pas de famille ici et mon mari est parti, me laissant avec les enfants. Je suis fatiguée, epuissée. Je cherche de l’aide pour moi et les autres femmes dans ma situation. Je me demande toujours pourquoi nous sommes traité differement, sans les mêmes droits que les autres ici.
* Amanda, mère Hongroise avec deux enfants et mon mari, demandé la protection du gouvernement de Canada mais refusée : peur de retourné à mon pays, j’attends l’humanitaire avec ma famille
* Rosalinda, jeune fille sans statut, j’attends ici avec l’espoir d’être accepté avec un recours humanitaire avec ma famille
Si usted es una mujer sin estatus y quiere firmar esta carta, escríbanos describiendo brevemente su situación, a femmes.sans.statuts@gmail.com
(1) www.liberal.ca/fr/changerensemble/reunification-des-familles/
(2) www.pm.gc.ca/fra/nouvelles/2015/11/20/declaration-du-premier-ministre-du-canada-loccasion-de-la-journee-nationale-de