El gobierno Bolsonaro es la representación máxima de la barbarie que hay 519 intenta exterminar a los pueblos indígenas de sus tierras. Gritamos en alto y buen sonido: la sangre indígena es la sangre de Brasil, y ninguna gota más de sangre será derramada!
La situación no es fácil. La Tierra Indígena Arara, en Pará, acaba de ser invadida por madereros. En otras regiones del país, donde los pueblos aguardan por la demarcación de su territorio sagrado, la situación es aún más grave. El proceso de identificación y demarcación de Tierras Indígenas será frenado, aflojando las barreras que impiden la deforestación. No está claro quién quedará con la responsabilidad de garantizar la integridad de nuestras tierras, que antes era de la Funai. Brasil ya es el país más peligroso para activistas y defensores de la tierra y del medio ambiente: en 2017, 57 asesinatos de líderes indígenas, activistas comunitarios y ambientalistas por proteger sus hogares y territorios de los efectos de la minería, del agronegocio y de otras actividades que amenazan su modo de vida, según la ONG británica Global Witness.
Vamos a dar las manos. Participe de esa campaña, organizada por la APIB – Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil. La lucha indígena es permanente y precisa de su apoyo, promoviendo ruedas de conversación, debates, produciendo materiales y conectando sus territorios, tribus y redes.
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