Durante todo el período de pandemia, Mamadou Konaté, de Costa del Marfil, trabajó en diversos hogares de personas ancianas en la provincia de Quebec, Canadá. Esas residencias registraron el mayor número de muertes por Covid-19 en la provincia. Sin embargo, ahora Mamadou está en una prisión para personas migrantes y lucha para que Canadá no lo deporte.
Mamadou se instaló en Quebec en el 2016, tras huir de la guerra civil en Costa de Marfil. Mamadou teme por su vida, si regresa a su país sabe que quienes ocupan puestos importantes en el actual gobierno hacen parte del grupo de rebeldes que lo arrestó y torturó. Irónicamente, Canadá negó su pedido por sus supuestos lazos con grupos rebeldes en la Costa de Marfil y emitió una orden de deportación.
El mes pasado, las provincias de Quebec y Ottawa anunciaron la creación de un programa especial para otorgar la residencia permanente a personas solicitantes de refugio que trabajaron en los servicios de salud durante la pandemia. Sin embargo, no todos los puestos son contemplados. Enfermeras y auxiliares de enfermería si pueden demandar la residencia. Pero personas como Mamadou, que se ocupan del mantenimiento y limpieza de centros de salud, siguen excluidas. Canadá también anunció la suspensión de las deportaciones por el contexto de pandemia.
Mamadou Konaté decidió entonces presentarse voluntariamente a los agentes de Inmigración, pidiendo la anulación del aviso de deportación. Quería presentar una demanda de residencia permanente por motivos humanitarios y por su importante contribución a la sociedad quebequense durante la pandemia. La respuesta del estado canadiense fue detenerlo y darle un nuevo aviso de deportación.
El caso generó gran conmoción, como nos cuenta Amelia Orellana, amiga de Mamadou y militante de los derechos humanos:
El gobierno ha hecho numerosas declaraciones acerca de lo que denominó los trabajadores esenciales o ángeles guardianes, dando esperanza a miles de personas sin estatus que han estado arriesgando su salud y su vida. La detención y amenaza de deportación de Mamadou no es más que otra prueba de la hipocresía de un gobierno que por un lado se beneficia de la mano de obra barata, de las y los migrantes, que trabajan tanto en el sistema de salud pública, como es el caso de Mamadou, como en la industria alimentaria, en bodegas, fábricas, limpieza o en el transporte público, permitiendo que la economía canadiense siga funcionado a pesar de Covid-19. Con la ayuda de grupos como el Centro de trabajadoras y trabajadores migrantes y Solidaridad sin fronteras, hemos organizado plantones de protesta y conferencias de prensa para exigir la cancelación del aviso de deportación contra Mamadou, su liberación, así como su regularización inmediata por medio de la revisión de su demanda de residencia por razones humanitarias.
Quebec es la provincia que concentra el mayor número de casos de covid- 19 en el país y hoy vive la segunda ola de la pandemia. Sin embargo, Quebec no cuenta con personal suficiente para atender a todas las demandas de atención médica. El gobierno quebequense lanzó un llamado convocando a toda la gente a presentarse a trabajar en diferentes puestos.
Mamadou fue una de las personas que se presentaron para enfrentar la pandemia. En abril, Mamadou se contagió con covid-19. Cuando superó el virus, volvió a su puesto en la línea de frente de la pandemia.
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Foto : Gofundme