Un artículo publicado en el periódico The Globe and Mail destaca la violencia que rodea a los proyectos mineros canadienses en América Latina, que a menudo involucra la persecución, la violación y el asesinato de activistas ambientalistas, campesinos e indígenas, sin que la población de ese país del Norte sepa lo que está pasando. De hecho, como revelan Globe and Mail, 44 personas fueron asesinadas debido a la presencia de minas canadienses entre 2000 y 2015.
Sin embargo, en ciertos países algunas medidas han sido tomadas para intentar frenar las violaciones promovidas por proyectos extractivistas. En 2017, por ejemplo, la Corte Constitucional de Guatemala suspendió las operaciones en la mina Escobal, construida por la compañía canadiense Tahoe Resources, porque el gobierno no consultó adecuadamente a los pueblos indígenas antes de aprobar la mina.
En Chile, el regulador ambiental determinó que Barrick Gold cerrara la parte chilena de su mina Pascua-Lama, que se extiende a lo largo de la frontera entre Chile y Argentina, en parte debido a problemas con su sistema de gestión del agua.
También, por primera vez, pueblos indígenas están presentando quejas contra las empresas involucradas en los tribunales de Canadá, en lugar de recurrir a los tribunales locales.
Fuentes: The Globe and Mail
Foto: EY