El Comité por los derechos humanos en América Latina, CDHAL, conversó con Kelli Mafort, de la coordinación nacional del Movimiento Sin Tierra de Brasil. Kelli actúa en los sectores de formación y dirección política y también en la temática de género.
Con Bolsonaro en el poder, la lucha por la reforma agraria popular del MST viene siendo muy afectada. Mismo durante la pandemia, los movimientos sociales en Brasil, como el Movimiento Sin Tierra, vienen siendo perseguidos y criminalizados.
Pese a esta situación, el Movimiento Sin Tierra ha asumido un rol muy importante de movilización de la solidaridad entre las poblaciones del campo y de la ciudad para enfrentar la crisis.
Kelli, podrías contarnos cuáles son los impactos de la pandemia en la lucha del MST?
«Antes de responder, de contestarle, tengo que hacer una breve reflexión que nuestro movimiento está haciendo sobre la pandemia. Porque la pandemia está muy relacionada con un desequilibrio muy grande de la relación del ser humano con la naturaleza. Este modelo de agronegocio, de la minería tiene mucha responsabilidad por la pandemia porque hay una destrucción muy grande de florestas tropicales, la liberación de muchos virus también que viven en las florestas y que viven en los animales silvestres y la padronización de la creación animal para carne de consumo también ha creado ambientes muy fértiles para que estos virus tengan como se proliferar en esta creación animal industrial que es muy grande, no solamente en Brasil pero también en otros países. Entonces es un tema que nosotros estamos en una reflexión muy grande entre el tema agrario y el tema ambiental, como que la pandemia abre nuestros ojos para poder ver la realidad que es una realidad muy importante sobre la casa común como Papa Francisco nos ha hablado, y todas las preocupaciones sobre el colapso climático».
Sabemos que el negacionismo de Bolsonaro sobre la gravedad de la pandemia ha causado muchas muertes que podrían ser evitadas. ¿Cómo está la situación de la covid-19 en los asentamientos y campamentos de reforma agraria?
«Las condiciones de vida en el campo son un poco más favorables, porque nosotros estamos un poco más lejos de nuestros vecinos, y también tenemos condiciones de habitaciones que son un poco aireadas, que tienen más condiciones de protección. Otro factor importante en los asentamientos y campamentos es el tema de la salud porque la alimentación es muy importante para garantizar una inmunidad. Toda la temática de la comida, de la alimentación, no una alimentación con agrotóxicos, transgénicos, entonces eso también fue muy importante para nós proteger».
Aunque los casos de Covid-19 no son tan graves en los campamentos y asentamientos, hemos visto que la represión contra los movimientos sociales no ha disminuído. ¿Qué nos puedes decir sobre el clima de represión al MST?
«Lamentablemente no hay una suspensión de las medidas jurídicas de reintegración de pose, de desalojos, de familias. Entonces Movimiento Sin Tierra, mas también Movimiento de trabajadores que no tienen viviendas también están sufriendo por los desalojos. El año pasado tuvimos el Quilombo Campo Grande, en el Estado de Minas Gerais, una cuestión muy grave con las familias, destruyeron la escuela. También en el Estado de Bahía, que también hubo una intervención por la Fuerza Nacional del gobierno Bolsonaro. Estamos también en un clima de mucho miedo también entre los activistas, porque estamos percibiendo que los derechos humanos están muy atacados en el gobierno de Bolsonaro. Hay una investida contra los liderazgos y también entre los activistas ambientales y agrarios».
Brasil pasa por el momento más crítico desde el inicio de la pandemia, con más de mil personas muertas por día. ¿Qué ha hecho el gobierno frente a esto?
«Ahora en Brasil estamos sin ningún auxilio por parte del gobierno. El auxilio emergencial que el año pasado fue muy importante para las personas poder sobrevivir y también se alimentar ahora está cortado. Hay una discusión en el congreso brasileño para retomar eso, mas con un valor mucho menor y también atendiendo la mitad de las personas que fueron atendidas por el auxilio emergencial que el año pasado fue como 65 millones de personas».
Eso es un desastre, pues los datos muestran que hoy Brasil está de regreso al mapa del hambre.
«La alimentación es producida por la agricultura familiar, por los campesinos y campesinas. Mas pasa que el agronegocio controla toda la logística y también el empaquetamiento y el procesamiento de los alimentos. Entonces, por ejemplo, la temática del arroz, que es muy importante, como el dólar en Brasil está muy alto, hay una desvalorización cambiaria muy grande, el agronegocio prefiere exportar el arroz y recibir en dólar que alimentar la gente. Esta especulación, considerando el alimento una mercancía, hizo que los precios de los alimentos están muy elevados. Entonces la situación está muy difícil porque la gente no consigue pagar las cuentas básicas, pero también está con mucha dificultad para alimentarse. Los propios campesinos no tuvieron derecho al auxilio emergencial. Esto fue vetado por el gobierno Bolsonaro, mas mesmo así los campesinos se están organizando porque sabemos nosotros que el hambre es muy urgente y entonces es preciso hacer una red de solidaridad para que las personas que viven en la ciudad, que no pueden sembrar su propio alimento, también no pasen hambre».
¿Podrías hablarnos qué tipo de acciones el MST está llevando adelante?
«La solidaridad es un principio fundamental para el Movimiento sin Tierra. Cuando empezó la pandemia en Brasil, nosotros organizamos brigadas de jóvenes para ir a las ciudades y las periferias urbanas a trabajar con acciones de solidaridad. Estas acciones son muy variadas, varios productos de la reforma agraria, de asentamientos para familias que están necesitadas en las periferias. También montamos cocinas en las ciudades, en muchas comunidades, haciendo preparo de alimentos y distribuyendo principalmente a las personas que viven en las calles y que no tienen una vivienda.
El año pasado fueron como 4 mil toneladas de alimentos de la reforma agraria para la ciudad y ahora este año también estamos con las brigadas de solidaridad».
¿Cómo las familias del campo están conduciendo esas acciones en las ciudades? ¿Qué tipo de colaboración han establecido?
«Estamos haciendo una metodología de trabajo de base, muy importante, que es los agentes populares de salud. Personas de las propias comunidades, de la propia periferia urbana, que nosotros estamos, junto con la universidad, estamos haciendo una formación. Y estas personas que conocen a su comunidad también hacen un trabajo para identificar las familias que más precisan de alimentos, familias también que precisan de orientación sobre lo qué es la covid y también la forma de transmisión. Muchas compañeras del movimiento hicieron máscaras para protección. También una pequeña agroindustria del movimiento, en el estado de Santa Catarina, que es una destilería, nosotros convertimos la destilería para también producción de alcohol gel para distribuir en las comunidades.
Junto con otros movimientos, otras organizaciones, incluso organizaciones urbanas, creamos una campaña, que es la campaña Periferia Viva, que contó con solidaridad de muchos otros compañeros, personas de otros países. Esta campaña tiene entonces brigadas de personas en las ciudades haciendo la solidaridad para suplir el hambre del pueblo que aquí en Brasil atinge como 15 millones de personas. Estamos haciendo bancos populares de alimentos, en las viviendas de las personas y también en la propia comunidad. Estamos haciendo ahora huertos comunitarios, huertos urbanos, para que la propia gente aprenda la agricultura y también aprenda a producir su propio alimento, su propia comida. También estamos haciendo los agentes populares, no solamente de salud, más también de derechos y de alimentos».
Frente a todas estas acciones de solidaridad, ¿crees que la visión de la sociedad brasileña sobre el MST puede cambiar?
«Hay una visión muy negativa sobre el movimiento sin tierra. Y esta visión es pasada también por la grande mídia, mas es siempre importante nosotros explicitarmos que la grande mídia, sus dueños son también las empresas, de bancos, de los agronegocios, entonces hay intereses muy grandes para que el pueblo no se organize y no luche. Y en movimiento sin tierra, la principal pedagogía del movimiento sin tierra, es la lucha directa. La lucha de los sujetos, de las personas, hombres y mujeres que están organizados luchando por la tierra mas también haciendo un poder que es un poder popular. Porque un poder desde abajo es un poder desde la gente, desde el pueblo. Entonces eso es un mensaje muy peligroso para los dominantes, los ricos, las personas que tienen mucho dinero.
Y toda persona que tiene la oportunidad de conocer el movimiento se encanta, por su capacidad de hacer cosas a través de acciones muy simples con la gente. Nuestra expectativa es que más personas, incluso en Brasil, más también en nuestra región, en nuestra América Latina, conozcan los movimientos populares, los movimientos sociales, y esto va cambiando la consciencia, va cambiando las cosas».
Escuchen nuestro podcast Movimiento sin Tierra- resistencia y solidaridad en tiempos de pandemia
Fuente foto : Filipe Peres del MST