Publicado por Gladys Calvopiña Herrera, FDO Femmes de Diverses Origins, SSF Solidarité Sans Frontières, el 14 de enero de 2024
EL 18 de diciembre es el día internacional de las migraciones, el cuerpo de Ana Karen fue encontrado el 14 de diciembre.
Ana Karen estaba buscando una mejor vida cuando la encontró la muerte, Ana Karen además estaba embarazada, ella misma era vida y quería para su hijo una vida mejor que la que podía darle en su país, seguramente ella quería estar junto al resto de su familia que la esperaba en Estados Unidos para cuando naciera su bebé.
Y queremos ser claros, no es el coyote ni el traficante el único culpable de esta tragedia sino la política migratoria cada vez más selectiva y excluyente lo que pone en riesgo de muerte a los migrantes. Ana Karen y su pareja estaban juntos aquí en Montreal y ambos habían decidido ir a Estados Unidos, la gran diferencia fue que su compañero tenía una visa para entrar en Estados Unidos y ella no, él pudo tomar un avión y fue a esperarla en la frontera del lado americano como habían quedado, pero ella no llegó, y fue él quién alertó a las autoridades de su desaparición.
Ana Karen murió por no tener una visa, porque nadie decide cruzar la frontera en medio del invierno, embarazada y a pie, a menos que esa sea la única opción que le queda, tenemos que entender que si toda la gente que está muriendo en las fronteras, pudiese subirse a un avión y llegar sin peligro a un aeropuerto lo harían!
Todos los miles que cruzan el camino de la muerte en la selva del Darién para subir hacia norte América, los que se lanzan al mar del mediterráneo para alcanzar las costas de Europa, los que cruzan el desierto en la frontera con México, todos y todas ellas, están buscando la vida, no la muerte, migramos para vivir, y migramos desde siempre.
La migración es la historia de la humanidad, los seres humanos nos hemos movido siempre, la migración es anterior a las fronteras, la migración no es el problema, las fronteras son las que nos matan. Las fronteras nos clasifican, con papeles sin papeles, las fronteras nos dividen y pensamos que quienes tenemos papeles somos diferentes o mejores a los que no los tienen, aunque seamos del mismo país, aunque seamos los mismos, aunque enfrentemos el mismo racismo, el mismo miedo, la misma tristeza de estar lejos de nuestra tierra.
El sistema mundial de fronteras separa familias, y como en el caso de Ana Karen, deja familias en duelo. El problema no es el traficante, mientras el sistema de inmigración sea ultra selectivo y excluyente de los pobres, y los no blancos, habrá coyoteros, si quieren acabar con los traficantes, acaben con el sistema de fronteras entonces no habrá negocio para ellos.
Nosotros somos pueblos en movimiento, lo hemos sido siempre, nosotros no estamos haciendo nada diferente de lo que hemos venido haciendo como humanidad desde hace miles de años, nosotros no estamos cruzando las fronteras, las fronteras se están cruzando en nuestro camino hacia reunirnos con nuestras familias, se están interponiendo en nuestros sueños, en nuestra historia. Y no somos indocumentados, las leyes injustas, nos vuelven indocumentados, nuestra vida no es ilegal, nuestras vidas valen.
Por eso queríamos hacer esta vigilia para Ana Karen porque no podemos acostumbrarnos a que la gente quede muerta a pocos kilómetros de aquí, nuestras vidas valen, valen para quienes amamos y nos aman, valen para nuestra familia, valen para nuestros hijos, para nuestros padres que dejamos allá, nuestras vidas valen, vale llorar por nuestras vidas perdidas, y vale celebrar también nuestra vida migrante, nuestra valentía de empezar de cero una vida lejos de nuestra tierra, vale estar juntos y juntas para sostenernos y para reclamar nuestros derechos.
Vale estar aquí recordando que Ana Karen era vida, que la muerte la encontró luchando por vivir y por darle al hijo que tenía en su vientre, lo que todos queremos, las oportunidades que nosotros no tuvimos. Estamos aquí para decirle a la familia de Ana Karen que no están solos en su dolor, que su vida nos importa, que no la olvidaremos ni a ella ni a todos los otros que han dejado la vida, en busca de sus sueños.
Y que por ella y por los otros honraremos su memoria con más organización, con esperanza, con todo lo que traemos en la migración, en esa maleta que nadie nos puede incautar, en ninguna frontera, nuestra memoria, nuestros saberes, nuestra lengua, nuestra música, nuestra espiritualidad, nuestros cuentos, y con todo eso, construiremos para nosotros y para los que migrarán después (porque la gente seguirá desafiando las fronteras) un lugar, un hogar aquí.
Nosotros somos el sur viendo en el norte, somos las piernas que le crecieron à nuestra tierra y empezaron à caminar. Nosotras somos migrantes y estamos orgullosas de serlo.
Francesca Gargallo, mexicana nacida en Italia, porque como ya saben los mexicanos nacen donde les da la gana, ella nos enseñó, que los caminos son de quien los camina y que las fronteras son asesinas.