GINEBRA (25 septiembre 2020) – Colombia deberÃa suspender algunas de sus operaciones en una de las mayores minas de carbón del mundo porque está dañando gravemente el medio-ambiente y la salud del pueblo indÃgena más numeroso del paÃs y la está volviendo más vulnerable a COVID-19, dijo hoy un experto en derechos humanos de la ONU.
«Hago un llamado a Colombia para que implemente las directivas de su propia Corte Constitucional para proteger a la vulnerable comunidad Wayúu del resguardo indÃgena Provincial contra la contaminación de la enorme mina El Cerrejón y en contra de COVID-19», dijo David Boyd, Relator Especial de la ONU sobre derechos humanos y el medio ambiente. «Al menos durante la pandemia, las operaciones en el sitio de Tajo Patilla, cerca del resguardo indÃgena de Provincial, deberÃan suspenderse hasta que se pueda demostrar que sea seguro».
Respirar aire contaminado y no tener acceso a suficiente agua limpia pone a la gente en mayor riesgo de enfermarse, dijo Boyd, añadiendo que, durante la pandemia de coronavirus, esto puede volverse una amenaza mortal. «La ciencia está clara; las personas que viven en zonas que han experimentado los niveles más altos de contaminación del aire – como la de los alrededores de la mina El Cerrejón – se enfrentan a un mayor riesgo de muerte prematura por COVID-19», dijo.
A pesar de una orden judicial del pasado diciembre que ordenaba a las autoridades colombianas y a los propietarios de la mina El Cerrejón que mejoraran la calidad del aire y redujeran los daños de la mina a los residentes, no se ha hecho lo suficiente para proteger a los miembros de la comunidad Wayúu en el resguardo indÃgena de Provincial. El Tribunal determinó que la empresa habÃa perjudicado la salud de los residentes del resguardo indÃgena de Provincial al contaminar el aire, el agua y la vegetación, asà como por el ruido y las vibraciones de la minerÃa.
El Cerrejón, la mayor mina a cielo abierto de América Latina, limita con las tierras comunales protegidas de la comunidad Wayúu, en el Departamento de La Guajira, en el noreste del paÃs. La empresa minera, Cerrejón, es operada independientemente y pertenece en partes iguales a las filiales de las empresas mineras internacionales BHP, Anglo American y Glencore.
Los residentes que viven cerca de la mina, en particular en el resguardo indÃgena de Provincial, sufren dolores de cabeza, molestias nasales y respiratorias, tos seca, ardor en los ojos y visión borrosa como resultado de la explotación minera a cielo abierto que se lleva a cabo las 24 horas del dÃa, los siete dÃas de la semana, utilizando maquinaria pesada y explosivos. Las explosiones hacen que las casas se sacudan y propulsen el polvo de carbón al aire, al agua y al suelo.
La minerÃa y el transporte a lo largo de las vÃas férreas, también propiedad de la empresa, emiten partÃculas finas llamadas PM 2,5, invisibles para el ojo humano. Este contaminante puede causar asma, enfermedades respiratorias, enfermedades cardÃacas, hipertensión y cáncer, daños en la piel y los ojos, abortos y nacimientos prematuros, pero sólo se empezó a medir en 2018, después de que la mina ya habÃa estado en funcionamiento durante 35 años.
La mina Cerrejón es también el mayor contaminador de agua de la región. La compañÃa no sólo desvÃa y utiliza un gran número de arroyos y afluentes, sino que también vierte agua contaminada con metales pesados y productos quÃmicos. En respuesta a esto, la compañÃa ha ayudado a llevar agua a los residentes, pero Boyd dijo que la contaminación del agua habÃa negado a las comunidades de acceso al agua potable en primer lugar. «Esto ha hecho que la comunidad Wayúu dependa más de la fuente alternativa de agua y las ha dejado más expuestas al riesgo de COVID-19», dijo.
«Es absolutamente vital que Colombia proteja los derechos de los pueblos indÃgenas a la vida, la salud, el agua, el saneamiento y a un medio ambiente seguro, limpio, sano y sostenible, deteniendo la minerÃa cerca de la reserva Provincial hasta que pueda hacerse segura». “Exhorto además a la empresa minera a que aumente sus esfuerzos para evitar que se produzcan más daños a las personas y también a que garantice que quienes hayan sufrido un impacto negativo tengan acceso a un remedio eficaz».
Fuente: Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos