Un informe del Instituto Socioambiental (ISA) denuncia en la ONU un alto riesgo de genocidio de pueblos indígenas aislados
Los datos que fueron presentados el 3 de marzo en la audiencia de Ginebra muestran que la deforestación y las invasiones se han disparado en el último año en los territorios amazónicos habitados por estos grupos, los más vulnerables a las enfermedades y la pérdida del bosque.
La explosión de la deforestación en la Amazonía fue mayor en los territorios con presencia de pueblos indígenas aislados. Los datos del Instituto Socioambiental (ISA) muestran que, en 2019, la tala del bosque en estas tierras creció un 113%. En el total de todas las tierras indígenas (TI), el aumento fue del 80%. Las cifras aparecen en un informe del ISA que se presentó el 3 de marzo, en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU). El líder indígena Davi Kopenawa Yanomami asistió a la audiencia en Ginebra, Suiza.
La sesión fue promovida por el ISA, la Comisión de Derechos Humanos de Arns y Conectas y tiene como objetivo denunciar la frágil situación de los pueblos indígenas en aislamiento en Brasil, y los crecientes riesgos de etnocidio (cuando se destruye la cultura tradicional) y genocidio de estas poblaciones. El informe detalla de manera sin precedentes el desmantelamiento continuo de las políticas ambientales e indígenas del gobierno actual.
Los datos señalan que seis tierras indígenas que tienen diez registros de pueblos indígenas aislados se encuentran entre los 13 territorios que representan el 90% de la deforestación registrada en 2019 en las TI ubicadas en la Amazonía brasileña.
La perspectiva para los pueblos indígenas aislados en Brasil, por lo tanto, es devastadora. Con la explosión de la deforestación y la destrucción de los bosques y el avance de prácticas ilícitas, como la minería y la tala ilegales y el acaparamiento de tierras, la existencia de estos grupos se ve seriamente amenazada.
Los pueblos indígenas aislados son poblaciones que, para sobrevivir al contacto promovido por el hombre blanco, se refugian dentro de los bosques y viven en total aislamiento o sin contacto significativo con la sociedad nacional. La enfermedad, la violencia física, el saqueo de los recursos naturales y otras agresiones han diezmado poblaciones enteras en el pasado. Hoy, hay 115 registros de grupos indígenas aislados en Brasil, 28 de los cuales han sido confirmados.
El informe presentado en la ONU demuestra, punto por punto, cómo el desmantelamiento de las políticas públicas y el discurso del presidente de la República, Jair Bolsonaro (sin un partido) y sus ministros, estimulan las invasiones de mineros ilegales, madereros y acaparadores de tierras en los territorios donde estos pueblos viven.
El Ministerio del Medio Ambiente (MMA) sufre recortes presupuestarios, hostigamiento a funcionarixs públicxs, deslegitimación de datos de deforestación y rechazo de presupuestos. En el Instituto Chico Mendes para la Conservación y la Biodiversidad (ICMBio), la gestión de las Unidades de Conservación perdió un 29% en su presupuesto y el de inspección ambiental y lucha contra incendios, un 21%.
A Fundação Nacional do Índio (Funai ), no entanto, é o órgão que apresenta a pior situação. As atividades estão praticamente paralisadas com os cortes orçamentários e a alteração de quadros e coordenações. A instituição sofre influência de alas religiosas e ruralistas, como foi o caso da nomeação de um missionário para a Coordenação Geral dos Povos Isolados e de Recente Contato (CGIIRC) e que pode colocar em risco a política de não contato, que nos últimos 30 anos evitou epidemias e massacres dos povos isolados.
La Fundación Nacional del Índio (Funai), sin embargo, es el órgano que presenta la peor situación. Las actividades están prácticamente paralizadas por los recortes presupuestarios y los cambios en el personal y la coordinación. La institución está influenciada por alas religiosas y ruralistas, como fue el caso del nombramiento de un misionero para la Coordinación General de Pueblos Aislados y Contacto Reciente (CGIIRC), que puede poner en peligro la política de no contacto, que en los últimos 30 años evitó epidemias y masacres de pueblos aislados.
Descargue el informe aquí en portugais y en inglés.
Fuente y foto : ISA