Ya lleva más de un mes que integrantes de la Asociación de Afectados del Proyecto Hidroeléctrico el Quimbo- ASOQUIMBO, iniciaron procesos de liberación de tierras en las fincas sobre la vía La Jagua-Villa Fernanda. Este nuevo acto en defensa del territorio y por los derechos de los afectados ha recibido varios amparos policiales en contra de las personas en los predios liberados, infiltraciones por parte de la empresa responsable Emgesa-Endesa-Enel, sobrevuelos casi a diario de helicópteros y una militarización del territorio con presencia de anti-motines, ESMAD, con la intención de intimidar a las personas que apoyan este proceso.
Sin embargo, persiste la idea que las comunidades necesitan es una Reserva Campesina Agro-Alimentaria y no más represas. Diariamente las personas se dedican a seguir arreglando las casas abandonadas, limpiando potreros con machete y guadaña, creando abonos y remedios caseros, sembrando los cultivos de pan-coger y para la venta. Antes de cumplir el mes los cultivos de fríjol, yuca, maíz, ahuyama y cilantro ya estaban germinando. “Queremos vivir de estas tierras como siempre hemos vivido, pero también queremos mejorar este territorio, que no boten basura y que los animales vuelvan como antes” expresaba el joven Duvan Muñoz.
El grupo de jóvenes de Jaguos por el Territorio, ha sido clave en este proceso y han liderado el empuje de usar técnicas agro-ecológicas en la producción de alimentos ya que a algunas personas mayores que han sido adoctrinados con los agro-tóxicos a lo largo de su vida les cuesta aprender a producir los mismo alimentos pero con otras técnicas. Los jóvenes también han coordinado la Guardia que desde su inicio -el 14 de abril- ha estado activa en todas las fincas de la zona.
Durante este tiempo la liberación de tierras no ha sido lo único que ha pasado en el Huila relacionado con el Quimbo. El 25 de abril un amparo policial fue puesto sobre la totalidad del Embalse de Betania desplazando los pescadores de Campoalegre, Yaguará y El Hobo que han vivido de la pesca desde la creación de la Represa de Betania en 1987. Los pescadores buscan respuestas porque la empresa no pretende incluirlos como afectados. Ya por segunda vez personas de la vereda de Rioloro, municipio de Gigante, tomaron las oficinas de Emgesa en Gigante, encadenándose en la entrada para exigirle a la empresa que cumpla con los acuerdos establecidos con ellas. El 14 de mayo hubo otro desalojo violento de un campesino en el sector de La Honda, Gigante. Don Gustavo, conocido como el Guajiro, hacía resistencia pacífica cuando le arrojaron cinco bombas de gases lacrimógenos, después el ESMAD lo sacó de su hogar arrastrándolo humillantemente. Y luego, junto a la policía le destruyeron e incineraron su hogar. Don Gustavo no sabe la suerte de su ganado después de estos actos por parte del Estado.
El 27 de mayo el investigador y proponente de la creación de Reservas Campesinas, Darío Fajardo, visitó la finca La Guipa para conocer y hablar con las personas que están liberando tierras. Además de apostarle a la creación de las Reservas Campesinas como una herramienta fundamental para construir la paz en Colombia, resaltó la importancia del campo para las personas que han luchado con tanta vehemencia para defenderlo. Fajardo explicó: «Desde hace un tiempo nos hicieron creer que el campo ya no era importante, que eso de lo rural ya no tenía importancia. La tierra era menos importante porque nos hicieron creer que estábamos muy cerca al primer mundo. La universidad se dedicó a borrar lo agrario». Los hechos de las personas liberando estas tierras hacen evidente que por lo menos en la zona de El Quimbo, la importancia de lo rural nunca se borró.
En las vegas del río Magdalena se ve que los últimos propietarios dejaron las orillas del río desforestado provocando serios problemas de erosión que va deteriorando el suelo y destruyendo los pocos árboles que quedan cada vez que el río crece. Las personas que están participando en la liberación por medio de la agroecología realizan mingas de trabajo sembrando árboles nativos para la reforestación de estas tierras buscando un mejor equilibrio para los ecosistemas de los bosques riparios y el río. “Estamos haciendo una minga de trabajo, todos trabajando juntos, por igual, sembrando árboles en las vegas del río que ahora son unos peladeros y si se dejan así el río cuando crece se mete donde sea y lleva todo. Ya cuando la vega es suficientemente protegida con la arborización se busca integrarla con cultivos como limón, aguacate y cacao” explicó Sandra Alvarado, una campesina de la región. Emgesa tenía estas tierras destinadas para la Corporación Autónoma del Alto Magdalena -CAM-, para ser reforestadas y encerradas para que las comunidades no tengan acceso a donde siempre han vivido y laborado. Los campesinos liberando estas tierras están demostrando cómo se puede desarrollar sosteniblemente su territorio según sus necesidades y sin destruirla.