A solo 90 minutos de Toronto, las familias de una comunidad indígena canadiense intentan mejorar su acceso al agua, mientras que Nestlé extrae millones de litros de sus tierras.
Es difícil imaginar que haya personas que no tengan pleno acceso a agua potable en Canadá, un país con el 60% de los lagos del mundo y una quinta parte del agua dulce. La familia Thomas es una de las familias del Resguardo Indígena Six Nations que sufren con la escasez de agua. Dos veces por semana, los Thomas tienen que conducir 8 km hasta un grifo público para llenar latas y otros recipientes. Luego conducen 10 km hasta la ciudad más cercana para comprar botellas de agua potable. El 91% de los hogares en la comunidad no están conectados al agua tratada, y algunos, como el de Thomas, no tienen agua en absoluto. En la actualidad, 50 comunidades indígenas de todo Canadá enfrentan una crisis de agua, con largos periodos de advertencia respecto a la seguridad del agua para consumación, lo que significa que aproximadamente 63,000 personas no han tenido agua potable por más de un año.
JD Sault, por ejemplo, ha pagado miles de dólares para conectarse al pozo más cercano y descubrió que el agua estaba demasiado contaminada para consumir. Estas comunidades cuentan con estructuras de tratamiento, pero no tienen tuberías adecuadas. La falta de agua corriente, agua potable o el tratamiento del agua está relacionada con enfermedades, como la hepatitis A, gastroenteritis y sarna. La jefe Ava Hill se indigna: «No nos proporcionaron suficientes fondos para que nosotros operemos y mantengamos la estructura de tratamiento. El gobierno federal simplemente no proporciona suficiente dinero, a pesar de que tiene la responsabilidad de hacerlo.»
En 2013, la comunidad recibió una subvención de $ 41 millones para la construcción de una planta de tratamiento de agua con tecnología de punta. Sin embargo, el subsidio no cubrió el costo de la plomería, lo que hace que solo 9% de los hogares sean aprovisionados. Aunque la falta de agua en las comunidades indígenas se ha ampliamente documentado, no se ha logrado verificar el impacto total en la salud y el bienestar mental de las familias indígenas.
Martin-Hill, profesor de la Universidad McMaster, ha realizado un estudio interdisciplinario de tres años sobre el impacto del agua contaminada y la escasez de agua en los seres humanos, los peces y la vida silvestre. «Necesitamos saber qué está pasando. Porque lo que está sucediendo con nuestra agua es un asalto institucional sistémico en las tierras de los pueblos indígenas y en sus derechos para protegerlas y preservarlas.»
Esa falta de agua también tiene un significado metafórico, siendo representativa de las múltiples formas con que lxs indígenas en Canadá son tratadxs como ciudadanxs de segunda clase. Hay un fuerte elemento de depresión, tristeza y desesperación entre lxs jóvenes, porque esto ocurre hace mucho tiempo.
Nestlé, la empresa embotelladora más grande del mundo, extrae diariamente hasta 3,6 millones de litros de agua del pozo Erin. Este pozo está ubicado en una parcela de tierra atribuida a los pueblos Six Nations en virtud del Tratado de Nanfan de 1701 y la Concesión Haldimand de 1784. En Canadá, el tema de la propiedad del agua es bastante problemático porque muchas fuentes de agua se encuentran en el territorio de las primeras naciones. En teoría, el agua pertenece a las provincias desde la Ley de Transferencia de Recursos Naturales (1930). Según esta ley, las provincias tienen el derecho de vender sus aguas a quien quieran. Pero también se supone que el agua está regulada por el gobierno federal, responsable del ambiente natural de Canadá.
Esta ambigüedad legal permitió a Nestlé de extractar agua pagando casi nada. Nestlé paga a la provincia de Ontario $ 503.71 ($ 390.38) por millón de litros, pero no paga nada a la comunidad de Six Nations. En respuesta, las comunidades están demandando a la provincia ante el Tribunal Superior de Justicia de Ontario. Según la constitución canadiense, el gobierno federal tiene el «deber de acomodar y consultar» con las Primeras Naciones y de garantizar que otras partes hagan lo mismo al extraer cualquier recurso natural, incluida el agua.
Los líderes y lideresas indígenas no han podido hacer nada con respecto a la sequía que vino con el bombeo porque fueron atrapados en la ley. En teoría, la sequía y otros problemas ambientales deben ser tratados cuando se otorgan nuevos permisos de agua. Aquí es donde los expertos científicos y legales examinan las poblaciones de peces, la vegetación y los niveles de los acuíferos para determinar la cantidad de agua de pozo que se puede extraer de manera segura. Una suspensión de actividades en nuevas licencias ha estado en vigor desde 2016. Sin embargo, paradójicamente, el gobierno de Ontario también ha otorgado a las empresas el derecho de bombear agua en licencias vencidas hasta 2019. (El permiso para el pozo Erin ha expirado en 2017).
Para Thomas, la desigualdad en el acceso al agua entre los pueblos indígenas y el restante de la población canadiense no comenzó con el agua, sino mucho antes, con el desalojo de esos pueblos y el colonialismo. Para él, este es un ejemplo emblemático de genocidio cultural y de racismo ambiental.
Fuente : The guardian
Photo : Six Nations against Nestle / Twitter