Publicado por Alberto San Martín, Medio Ambiante, el 18 de marzo de 2024
En el río Diguillín, en el sector San Vicente Bajo de la Comuna del Carmen, el Ministerio de Obras Públicas pretende construir el Mega Embalse Zapallar, un proyecto que pretende inundar más de 400 hectáreas de bosque nativo, tierras agrícolas y de ganadería. En el territorio afectado, vecinos y vecinas se oponen a ser despojados y denuncian que este embalse solamente beneficiará a empresarios del ñuble, dejando en la zona únicamente pobreza, desarraigo y un enorme impacto ambiental en esta zona adyacente a la Reserva de la Biósfera y Corredor Biológico Nevados de Chillán, Laguna del Laja.
Junto a las rocas de «La Silla de Piedra» también conocida como «La Silla del Indio» conversamos con vecinos y vecinas de San Vicente Bajo que se oponen a este megaproyecto por la afectación directa que sufrirán.
Patricia Troncoso, vecina del sector y parte de la directiva del Comité Unión Diguillín nos explica que «Al inundar esto, inundaría las mejores tierras que tenemos, donde sembramos, donde cultivamos pastos para los animales, siempre a la orilla del río están los lugares más parejos, de mejor calidad la tierra y nos quedarían los cerros los más disparejos»
Por su parte, su hermano, Delmirio Troncoso nos relata que con este proyecto «Nos van a matar a todos San Vicente Bajo, porque nos van a quitar todas las tierras que nosotros vivimos. Se destruye todo lo bonito que hay acá, los árboles nativos, hay muchos árboles nativos acá, árboles que están en extinción, se destruye todo eso».
El propio EIA del proyecto señala que en la parte más río arriba de la zona inundada serán afectadas 45.02 hectáreas de la Reserva de la Biósfera Corredor Biológico Nevados de Chillán-Laguna del Laja, la cual se encuentra, en teoría, bajo protección oficial.
Su capacidad de almacenamiento proyectada sería de 80 millones de metros cúbicos de agua y anuncia que aportará riego a 10.000 hectáreas. Sin embargo desde la zona afectada cuestionan que los beneficios sean equitativos para las familias campesinas de la Región y más bien apuntan a intereses agroindustriales exportadores.
Ante esto, Amanda Jara, vecina del San Vicente Bajo apunta a que «nosotros acá también somos gente, pertenecemos a Chile, o sea, somos chilenos y nos están dejando como para el patio de atrás, después que se la arreglen como puedan» señala.
Javiera Flores Pino, vecina de San Vicente Bajo, explica este proyecto traerá más pobreza al sector «Porque si pensamos en todas las personas que van a tener que dejar el sector para mudarse a la ciudad, que nosotros vivimos de la agricultura, que vivimos de la ganadería, es una contradicción, y afecta netamente a las personas ya sea adulto o mayor, adultas, a todos los que vivimos acá».
«Somos afectados por este famoso embalse, y a nosotros no les importa dejarnos tirados no más, acomodándose ellos están bien, y nosotros ¿Qué hacemos? se pregunta el vecino Luis Borquez.
Por su parte, el vecino del sector, Heriberto Troncoso relata que aunque en esta primera etapa de inundación por el embalse no sería expropiado «A lo que ya salgan los canales, ahí me sacan a mí todo, me sacan casa, cocina, galpón, no me dejan nada«.
Cabe recordar que el proyecto que fue votado el pasado 22 de enero solo se trata de la primera parte del proyecto. Vecinos del sector apuntan a que este se encuentra dividido». En aquella oportunidad Patricia Troncoso advirtió que . «Va a ser un desastre esto y la segunda parte, la de los canales, aún no ha entrado a evaluación. Y tienen solamente la información de la primera parte, no se sabe cuantas viviendas van a ser afectadas por la segunda parte de los canales» indica.
Guillermo Hernando Vásquez apunta al hecho de que la planificación del embalse buscaría favorecer a la gran agroindustria del ñuble en detrimento de la población local. «Ahí todo va a ser bien para los grandes, para los ricos, ¿Y los pobres qué? ¿Vamos a mirar?. Respecto a este espejo de agua que hay que hacer aquí, hasta donde ha va a llegar arriba, nosotros nunca más lo vamos a ver, a pesar de que fuimos nacidos y criamos acá, nosotros nos criamos a orillas del río Diguillín, porque cuando nos faltaba la comida íbamos a los pescados con mis hermanos» recuerda.
Amenaza a la biodiversidad de la Reserva Corredor Biológico Nevados de Chillán-Laguna del Laja.
Guillermo recuerda a la especie de arbusto, el Mayo (Sophora macrocarpa) que antes era más común en la zona y hoy cuesta más encontrarla. Asimismo recuerda en que el sector se encuentran robles Hualos (Nothofagus glauca) en lo que sería el sector más austral de su distribución.
Por su parte, Aladino Betancourt, presidente del Comité Unión Diguillín, enfatiza en la pérdida de especies que se produciría «El ciprés de cordillera (Austrocedrus chilensis) es uno de los tantos acá, el guindo santo (Eucryphia glutinosa), entre animales, está la culebra colilarga (Philodryas chamissonis), que ya se ve muy poco y está en extinción también, y así varias especies más» advierte.
Patricia Troncoso precisa que en la zona afectada hay especies que tienen grados de protección, como el mencionado guindo santo y el naranjillo (Citronella mucronata), y como bien es de conocimiento público, que el guindo santo está en la orilla de esteros y ríos».
Patricia también recuerda que con respecto a la fauna «Aquí existe el puma, el huillín, el venado, en este mismo sector, aquí es ruta del puma, más abajo hay un vado que se llama el huillín». Con respecto al huemul (Hippocamelus bisulcus), Patricia indica que «acá en este sector antes había mucha abundancia de venado, y aún gente que viene a visitar esta zona ve pasar venado y otras especies y plantas y árboles que no están consideradas en el estudio, porque el estudio fue como al azar nada más, no fue en todas las estaciones del año, entonces no hay detalle» denuncia.
Javiera Flores Pino explica que precisamente este lugar «Hay mucho bosque nativo, en Chile ya quedan pocos, hay mucha forestal de eucalipto y pino. También tenemos que pensar que hay una flora y una fauna enorme acá, hay especies que en otras partes no se ven tanto, tenemos que proteger el copihue (Lapageria rosea), que acá también se encuentra».
Javiera se pregunta que sucedería con respecto a la descomposición de la materia orgánica de los seres vivos que viven en la zona de inundación, una consecuencia grave de la operación de los embalses. «¿Qué va a pasar con los animales? Porque tenemos el ejemplo de Ralco, cuando inundaron este sector, hicieron explotar las montañas, hubo un año entero animales que empezaron a flotar en ese embalse, esa putrefacción que hubo, o sea, ¿qué va a pasar con toda la vida que vamos a perder?» se pregunta la vecina.
Despojo territorial para la población local.
La amenaza de ser expropiados de sus hogares y despojados de su territorio genera grandes impactos en la salud de los habitantes de San Vicente Bajo, debido a la incertidumbre ante el futuro.
Joenalia Ruis Solís, vecina de San Vicente bajo y tesorera del Comité Unión Diguillín relata el sentir de la comunidad. «Bueno, mayor ansiedad, incertidumbre, la gente piensa, los que son mayores, y los que no somos tan mayores, pero estamos pensando en eso. Imagínense la cantidad de gente que puede salir de acá, no se sabe dónde se van a ubicar«.
Patricia Troncoso confirma que «Hay estrés por incertidumbre, porque el proyecto está hecho para desplazar a toda la comunidad de San Vicente, y cada persona que vivimos acá sabemos cómo somos afectados, porque durante el estudio nosotros vimos qué lugares van a ser intervenidos».
Heriberto Troncoso relata «Yo mismo soy nacido y criado aquí, tengo 68 años y toda la vida he sido de aquí, ¿Y a dónde me voy a ir?.
Javiera relata que para su familia, que incluye adultos mayores, «La verdad ha sido un estrés constante, porque con el tiempo las irregularidades que ha tenido este proyecto, cada vez se va dando información pequeñita, y en eso nosotros también nos informamos de que vamos a ser expropiados en algún momento, por el tema de los canales de regadío, y ha sido una ansiedad constante en la familia, un estrés enorme, una angustia» explica.
Amanda Jara nos señala que «Hay mucha gente con problemas psicológicos, hay personas que incluso le han dado preinfartos, hay mucha gente que está amenazada pensando ¿Qué voy a hacer yo en una ciudad? Gente que ha nacido, que se ha criado más de 50 años, muchas personas hasta de 60 o 70 años. Mi mamá, por ejemplo, en mi sector tiene ya 93 años, entonces es como matarle en vida, si por ejemplo a una persona que está radicada acá en el sector y la envían a una ciudad, ¿Qué es lo que van a hacer? ¿A morirse?» se pregunta Amanda.
Juegos de poder y agua: La ofensiva de los embalses en la región de ñuble
Cabe recordar que en la discusión sobre el futuro agrícola de las provincias de Itata, Diguillín y Punilla, la soberanía alimentaria, o incluso la seguridad alimentaria son temas que aparentemente no estarían sobre la mesa. En cambio, lo que se plantea fuertemente es potenciar el modelo frutícola agroexportador, un modelo que precisamente ha causado estragos en los ecosistemas y en la salud de la población trabajadora de la región del Maule, el modelo a seguir que quiere ser implantado en esta vecina región.
Conversamos con el doctor en Geografía Alexander Panez, académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Biobío e investigador del Centro de Estudios ñuble de la misma casa de estudios, quien nos explica que. «No es casual que en la región de ñuble hay tres grandes proyectos de embalse que se están impulsando, el proyecto La Punilla, del embalse Chillán y el embalse Zapallar, tiene que ver justamente con la idea de intervenir esta región, la región de ñuble a diferencia de otras regiones, como ejemplo una región cercana como la región del Maule, no tiene el nivel de represamiento y de intervención con grandes proyectos de infraestructura como hay en el caso de regiones como la del Maule, entonces en ese sentido lo que se quiere hacer es intervenir, intervenir y generar esta seguridad hídrica para el proyecto de reconversión productiva y volver a la región de ‘uble en una potencia agroexportadora regional.»
El académico agrega que en los últimos años se ha ido construyendo lo que ellos denominan como un nuevo pacto hidrosocial en la región de ñuble, «Donde distintos actores privados ya están empezando a reordenarse, a reordenar incluso como los cultivos, el tipo de agricultura que están promoviendo y están presionando al Estado y a la comunidad de los agricultores medianos y pequeños a que se embarquen en esta nave de supuestamente desarrollo y progreso que sería este proyecto de impulso agroexportador, donde vemos que también en ese sentido dentro de la Junta de Vigilancia del río Diguillín hay algunos actores que también están promoviendo el proyecto del embalse y están buscando a través de sus conexiones presionar y influenciar a las familias para que no sean un obstáculo para el subproyecto de embalse» puntualiza Alexander.
Alexander explica que con su equipo de investigación evaluaron a quienes está beneficiando ahora la entrega actual de derechos de agua y cuál es la dinámica en la entrega de estos derechos de agua. «En ese contexto vimos que en los derechos de agua entregados del año 93 al año 2019, los 50 mayores propietarios de derechos de aprovechamiento de agua concentran un 31% del total de los derechos de aprovechamiento de agua entregados en total en la cuenca».
Alexander puntualiza que «Estos 50 derechos de aprovechamiento de agua, estas 50 personas que tienen la potestad de los derechos de agua, son solamente el 6% del total de los derechos de agua, pero acumulan un caudal que es el 31%. Entonces eso permite ver cuál es el nivel de concentración que hay en la dinámica de entrega de derechos de aprovechamiento de agua».
Entre todas las iniciativas empresariales que destacan en la gráfica, llama la atención el caso del agente de la dictadura Rosauro Martínez, posteriormente reconvertido en político (dos veces desaforado) y empresario. «Vemos es que efectivamente hay grandes empresas agrícolas, algunas denominadas, por ejemplo, el caso de la familia Martínez y que es conocido también el caso de Rosauro Martínez, que son empresarios agrícolas de esa zona, principalmente de la comuna del Carmen, que tienen una gran propiedad de derechos de aprovechamiento de agua».
El académico Alexander Panez señala que los datos muestran que hay una desigualdad patente, y que esa dinámica se podría replicar al momento de entregar los derechos que vienen ahora para la construcción de los embalses. «Entonces esto nos parece importante porque se trata de decir siempre que estos proyectos van a beneficiar a la pequeña agricultura, ¿no? Pero actualmente la entrega de derechos de aprovechamiento de agua en esta cuenca no está beneficiando a la pequeña agricultura» concluye.
La comunidad se opone a la destrucción de su territorio.
«Tenemos que estar en alerta a lo que ocurre en el territorio porque nosotros somos los guardianes, los que vivimos acá» advierte Patricia Troncoso.
Mientras que Heriberto Troncoso señala que quiere pedir «Apoyo a todos los vecinos de San Vicente, de los sectores, para que los reunamos y luchemos todos por la misma causa.»
Y Aladino Betancourt indica que «Lo que necesitamos acá es apoyo de redes sociales y que nos ayuden a difundir el tema que tenemos nosotros acá y el impacto sería muy grande porque flora y fauna desaparecerían»
Joenalia Ruíz Solis, apunta a la necesidad de «que la gente se ponga las pilas, que todos luchemos por el mismo lado porque si esto se hace, San Vicente Bajo va a desaparecer y nosotros no queremos eso porque es un lugar lindo donde la gente que viene de afuera lo pasa bien, nosotros también porque igual podemos vender nuestras cosas que nosotros cultivamos acá porque de eso vivimos. Entonces San Vicente se tiene que poner las pilas, San Vicente Bajo y San Vicente Alto porque somos todo un sector. Es un lugar lindo de la comuna, no podemos dejar que se destruya».
Por su parte, Delmirio Troncoso realiza un llamado para «Que apoyen a defender y que no les crean a los que andan haciendo los estudios, a las promesas, que las promesas se las lleva el viento».
Mientras que, Guillermo Hernando Vásquez llama a la necesidad de «Ser unidos, eso es lo prioritario, unirse y a defender nuestros derechos para todos. Que ayudemos a conservar la naturaleza todavía, todavía es tiempo de que lo hagamos, estamos viejos pero algo habrá que hacer» señala el vecino.
Finalmente, Amanda Jara recuerda que no son solamente ellos sino que «hay mucha gente que también van a ser dañada con el tema de los canales, esto sería matar un lugar en vida, porque aquí en San Vicente Bajo, que antes éramos más llamada como Isla San Vicente, esto ya no va a ser Isla San Vicente, va a ser un desierto, porque acá hay vida, hay naturaleza, hay agua, acá todo lo que se siembra uno lo tiene, entonces estimado vecino, a todo el sector apoyemos esta causa, que no es solamente es nuestra causa, es de todos la causa«.