Publicado por Resumen latinoamericano, el 26 de febrero del 2024
Los pueblos del mundo estamos transitando a nivel global una crisis estructural del
sistema capitalista, cuyos resultados son impredecibles. Esto es producto del propio
despliegue del capitalismo en su fase neoliberal que pone en jaque los diferentes
aspectos de la sostenibilidad de la vida. Como pueblos sufrimos una crisis sistémica
manifiesta en las crisis alimentaria, ambiental social y económica sin precedentes en
la historia de la humanidad.
La precarización de nuestros trabajos y la falta de acceso a derechos básicos para una
vida digna han puesto a cientos de millones de personas en una situación de
“sobrevivencia” cotidiana donde la migración se vuelve una necesidad angustiante de
millones. En nuestros territorios, sufrimos las consecuencias de los crímenes
ambientales que producen las empresas transnacionales en un marco de crisis de los
Estados Nación, donde el capital financiero internacional se impone. Atravesamos una
profunda crisis de valores en donde nuestras sociedades y pueblos son guiados cada
vez más por aspiraciones individualistas y consumistas.
La creciente disputa geopolítica ha reforzado la cara más guerrerista del imperialismo
de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN colocándonos cada vez más frente al
peligro de un conflicto armado sin precedentes. La guerra en Ucrania es consecuencia
de esto como así también el genocidio que está cometiendo el Estado de Israel contra
el pueblo palestino.
Desde la Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos
reafirmamos nuestra solidaridad internacionalista y defensa de la causa
Palestina. La comunidad internacional debe atender contundentemente el
llamado de los pueblos para el cese al fuego inmediato y la creación de un
Estado soberano y libre palestino.
Expresamos nuestro total apoyo y solidaridad al presidente Lula al denunciar el
genocidio en Palestina. Si Lula es persona no grata, los pueblos
latinoamericanos somos personas no gratas para Israel.
¡Viva el pueblo palestino! ¡Viva el presidente Lula!
Los pueblos de “Nuestra América” hemos tenido que vivir en la resistencia permanente
frente a estrategias de dominación imperialistas reorganizadas por el gran capital. En
este camino de resistencia nuestros pueblos y sus organizaciones hemos sabido dar
pasos fundamentales para hacer avanzar nuestro proyecto histórico de integración de
nuestros pueblos. Somos hijos e hijas de las resistencias al colonialismo racista, a los
procesos de dictaduras militares en nuestra región, hijos e hijas de las resistencias y
rebeliones populares a la oleada neoliberal de fines del siglo pasado. Hijos e hijas de la
construcción del “No al ALCA”. Crecimos bajo el faro y resistencia heroica de la
revolución Cubana y estuvimos en Mar del Plata gritando “ALCA, ALCA carajo!”, junto
al comandante Chávez.
Hoy nos volvemos a reunir porque el desafío de la unidad de nuestros pueblos y sus
organizaciones es fundamental para frenar a una extrema derecha que quiere destruir
nuestras soberanías nacionales y populares para poner a nuestros países al servicio
del capital financiero internacional y sus empresas transnacionales. También nos
unimos para construir NUESTRO proyecto de integración soberano anclado en la
solidaridad y la complementariedad entre nuestros pueblos.
La solidaridad es un pilar fundamental de nuestra integración por eso debemos
reafirmar nuestra solidaridad con Cuba, Venezuela y sus revoluciones como
banderas fundamentales de nuestro proceso. Reafirmamos nuestro compromiso
de seguir trabajando la campaña internacional “Cuba Vive y Resiste” para
eliminar a la Isla de la lista de países que patrocinan el terrorismo, también
seguiremos denunciando el bloqueo genocida que por más de 60 años se impone
al pueblo Cubano. Denunciamos que se está reorganizando desde el
imperialismo una campaña para deslegitimar el proceso democrático que está
construyendo el pueblo Venezolano y su revolución Bolivariana y nos
comprometemos a fortalecer nuestra solidaridad denunciando las medidas
coercitivas unilaterales que Estados Unidos impone sobre ese país.
¡Viva la revolución cubana y viva la revolución bolivariana!
Fortalecer la solidaridad con Haití es una tarea permanente. Condenamos la
perversa y criminal dominación neocolonial en Haití, y nos comprometemos a
desarrollar una solidaridad plena y activa con el pueblo y los movimientos
populares hatianos. Hacemos nuestra su oposición a una intervención militar
controlada por Estados Unidos e insertada en la agenda de dominación imperial
de la región caribeña. Reclamamos reparación por los crímenes cometidos
contra el pueblo haitiano por las sucesivas fuerzas de mantenimiento de la paz
de Naciones Unidas como la MINUSTAH, que agravaron la crisis estructural de
esa sociedad y se aliaron de manera vergonzosa con las fuerzas de extrema
derecha totalmente sometidas a la voluntad de Estados Unidos. Hasta el día de
hoy el pueblo haitiano sigue resistiendo heroicamente a los embates del
imperialismo por haber hecho la primera revolución en nuestra región abriendo
las sendas revolucionarias en nuestro continente.
¡Viva el pueblo haitiano!
Apoyamos y defendemos la autonomía de los pueblos indígenas de las Américas, sus
culturas y sus formas de vida. Instamos a los gobiernos a devolver los territorios de
ocupación tradicional del pueblo, así como a la binacional Itaipú a ejecutar un programa
de reparación a los Avá Guaraní de ambas orillas de la represa (Brasil y Paraguay), por
las violaciones de derechos comprometidos desde su construcción en los años 1970.
Llamamos y convocamos a retomar el proceso de encuentro y unidad para construir
una agenda común para la integración de los pueblos como ámbito posible de
confluencias, convivencia y construcción de iniciativas que den respuestas reales a los
problemas de nuestros pueblos. Necesitamos un modelo de integración que interpele
esta ofensiva en un contexto de transiciones claves. Un modelo de integración capaz
de enfrentar las élites conservadoras y reaccionarios que estimulan el caos, el odio, el
negacionismo para destruir el sentido de la política como camino posible para la
democracia, la solidaridad y la construcción de proyectos de transformación social.
Nuestra integración regional debe asumir la descolonización del poder y la cultura y
construir un contrapoder desde abajo para arriba, desde los pueblos y los territorios,
enraizado en el respeto de los procesos históricos, la memoria, la ancestralidad, los
cuerpos diversos y rebeldes. Debemos construir y posicionar una narrativa
contrahegemónica fundamentada en la reciprocidad, la complementariedad, lo colectivo
y la conciencia de ser naturaleza.
Los movimientos populares y organizaciones sindicales hemos venido trabajando y
reclamando que la integración regional debe responder a las necesidades concretas de
la población y atender también a la idea de que no será posible superar las limitaciones
económicas y sociales de los países de manera aislada. Estas premisas están
asociadas a generar condiciones de vida y trabajo para la totalidad de la población y
que esto sea una condición estructural del modelo de desarrollo sustentable. Una
integración que recupere el trabajo y el empleo como hechos económicos que están en
la base de la producción y reproducción de la vida, de la creación de riqueza y del
bienestar, donde el “qué” y “cómo” producir estén en el centro, donde las mujeres sean
respetadas como protagonistas de la economía y portadoras de derechos.
Nuestra integración regional debe asumir el derecho de los pueblos a definir sus
propias estrategias políticas y sistemas agroecológicos y justos de producción,
distribución y consumo de alimentos, en base a la producción campesina y de pequeña
escala, reconociendo el papel central de las mujeres. Esto es un pilar fundamental en la
lucha contra la crisis climática, de la biodiversidad, del agua y alimentaria. La
integración regional también debe responder a la construcción colectiva de la transición
justa, popular y feminista. Se trata de una apuesta esencial en la disputa de las
transiciones urgentes y necesarias para el proceso de transformación de las
sociedades y la construcción de un proyecto político popular emancipatorio.
Una característica estructural de nuestro proyecto es la integración de la perspectiva
feminista y diversa donde se reconoce y reafirma el papel central de las mujeres como
sujetos políticos. Asimismo, exige la realización del derecho de las mujeres al territorio,
a la tierra y a los medios de producción para asegurar su autonomía económica, de sus
cuerpos y sus vidas. Otro elemento clave es la retribución justa por su trabajo y en el
desarrollo de sistemas diversificados y justos de producción, distribución y consumo de
bienes.
Un proyecto de integración debe defender que todas las personas tienen derecho a
migrar o no migrar y a retornar a sus países de origen. La migración es un fenómeno
económico, social, cultural y político que hace parte de los procesos de conformación
de las sociedades y las naciones. Hay que erradicar la criminalización de las
migraciones y favorecer que las personas que migran puedan insertarse económica,
social, cultural y políticamente en los países de acogida. Rechazamos la xenofobia y
los discursos de odio contra las personas migrantes, refugiadas y asiladas.
Estamos viviendo tiempos históricos en nuestro continente y el mundo. Hoy, reunidos
aquí miles de compañeros y compañeras de movimientos populares y organizaciones
sindicales de la región, reafirmamos:
Nuestro compromiso de trabajo y de lucha para hacer avanzar nuestros sueños
y esperanzas de un continente unido, defendiendo y construyendo territorios
soberanos y libres donde los trabajadores y trabajadoras podamos vivir felices y
dignamente.
Continuar movilizándonos a lo largo y ancho del continente en defensa de
nuestros derechos y por la justicia ambiental, social, económica y de género
durante todo el año: 2 y 8 de marzo, 17 de abril, 1 de mayo, 5 de junio y 16 de
octubre son algunas de las fechas en las que salimos a las calles en unidad.
Convocarnos y volvernos a encontrar todas nuestras organizaciones y pueblos
para realizar una gran Cumbre de los Pueblos en el marco de la COP 30 el
próximo año en Belém do Pará, Brasil.
Compañeros y compañeras, hoy salimos de estas jornadas fortalecidos, nuestras
esperanzas se levantan porque si nuestro camino es de lucha y unidad, nuestro
horizonte es de victoria. Es de un continente libre, justo y soberano.
¡Viva la integración de nuestros pueblos!
¡Viva América Latina y el Caribe Unidos!
¡Viviremos y Venceremos!