Las industrias extractivas son foco potencial de riesgo, contagio y enfermedad, una amenaza para la salud de las personas y de la naturaleza. Desde Ecuador, uno de los países que sufre con mayor dureza los efectos de la pandemia lanzamos esta voz de alarma internacional. Firma la petición.
En Ecuador, le crisis provocada por el Covid-19 no se limita a las terribles imágenes de Guayaquil que los medios de comunicación de masas han hecho dar la vuelta al mundo recientemente.
En rincones de la selva amazónica a donde apenas llegan las cámaras, los pueblos indígenas, y en primer lugar ha sucedido al pueblo Shuar, han empezado a identificar posibles casos de coronavirus; también los pueblos afro, campesinos y pueblos indígenas de la sierra ecuatoriana y en general todos los situados en las fronteras del extractivismo están en emergencia por la pandemia del coronavirus. En su caso viene acompañada de la arremetida de las empresas que no acatan el estado de excepción ni la cuarentena, con el permiso, la complicidad y fomento del gobierno nacional.
Las empresas petroleras, mineras y madereras continúan entrando a diferentes territorios aprovechando el estatus de “actividades estratégicas”, en momentos de encierro de las poblaciones. El ingreso de trabajadores de estas empresas está poniendo en riesgo de contagio a zonas de la mayor fragilidad y a pueblos que desconocen cómo tratar esta nueva enfermedad.
La única garantía de mantener la salud y la vida para las poblaciones que se sitúan en las fronteras de las actividades extractivas es evitar el contagio.
Por lo tanto declaramos a las industrias extractivas una amenaza para la salud de las personas y de la naturaleza. Exigimos al gobierno ecuatoriano que actúe YA en defensa de los pueblos.