Fuente: Temacapulin, Jalisco “Un paraiso escondido en los Altos de Jalisco”
Compañeras diputadas, y compañeros diputados. Muy buenas tardes.
La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.
El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de los Estados, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.
Así lo establece nuestra Constitución Política Mexicana en los artículos 39, 40 y 41. No obstante, las premisas anteriores pierden sentido, connotación y desde luego su valor, al registrarse casos de prepotencia y abuso de poder cometidos por gobiernos insensibles, sin escrúpulos y por demás, frívolos y perversos. Y hoy quiero referirme una vez más a una de esas situaciones que sólo en un país de gobernación inoperante puede realizarse: La presa “El Zapotillo”.
Como es de su entero conocimiento, el pasado fin de semana, la comunidad Temacapulinense realizó la Consulta Comunitaria y de Buena Fe. Esto, en total uso de su derecho de utilizar como herramienta a la opinión del pueblo y de esta manera conocer las posturas en torno a la construcción de la presa “El Zapotillo”.
La convocatoria fue muy buena. Más de seiscientas personas acudieron a las urnas. El resultado: apabullante. Prácticamente la totalidad de los votantes se pronunció en contra de tal obra. Por cierto… se superó el cincuenta más uno!!!… Para que sepan mejor de lo que estoy hablando, les comento que el gobernador, en reunión con habitantes afectados por la construcción de la presa, en abril de 2008 , refrendó uno de sus compromisos de campaña: detener la construcción de la presa “El Zapotillo” ,siempre y cuando la mayoría de la población se opusiera a la obra. O, como él lo mencionó: “si la mitad más uno no quiere la presa, entonces la detendremos”. Pero hoy, parece ser que aquella promesa la hizo de la manera en que “él opera”. Pues la cruda realidad de tres poblados le reclama el cumplimiento de su palabra, sin embargo, el “no me acuerdo de lo que hice ayer”, predomina en el comportamiento de Emilio. Y tal olvido voluntario, lo fortalece la pasividad del gobierno federal, quien respalda ventajosamente aquella ocurrencia del presidente de la república en turno, quien ahora se regocija en sus logros personales de abastecer de agua a sus compadres empresarios guanajuatenses, sin importar el pisoteo a millones de jaliscienses que están desamparados gracias a la ingobernabilidad de su insensible y cortovisionario titular del ejecutivo.
Estoy segura de que la consulta realizada, será otra prueba flagrante del desatino con que se pretende desaparecer a tres pueblos, al anteponerse la ambiciosa confabulación de la federación, dos erráticos gobiernos estatales y un grupo selecto de empresarios amigos (como ya es costumbre) a quienes les hace daño estar cerca del dinero, al grado de que sienten que son dueños del país y se atreven a negociar y experimentar con el dinero que el pueblo les otorga únicamente para ser administrado en el bien general del estado. No de otros.
Hoy, una gran mayoría, reclamamos y hacemos valer la soberanía que dicta nuestra carta magna. Exigimos a esos prospectos de dictadores que recapaciten ejerzan el verdadero sentido de la democracia.
Uso esta tribuna, ante la ausencia de autoridad y decisión del ejecutivo estatal y federal, para denunciar públicamente la sarta de artimañas que se están utilizando para defender un pseudoproyecto. Pues mientras miles de jaliscienses imploran un mínimo de sensatez a su gobernador, la CONAGUA, mediante el gobierno de Guanajuato aplaude, anuncia y alardea, (como si ya fuera un hecho) un impresionante logro, que proveerá de agua a aquel estado por los próximos veinticinco años…. (este es el anuncio de moda en las carreteras de León)Y si…. Reitero el término de cortovisionarios. Pues hoy se apuesta por veinticinco años de comodidad y negocio, sin importar sepultar catorce siglos de historia y riquezas naturales como el agua termal de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Es impresionante la cerrazón de los responsables, ¡irresponsables! de esta obra, para analizar alternativas de reubicación. Porque les aseguro que jamás me pronunciaría en contra del progreso de este estado, y mucho menos del país. Pues además de la marcada pérdida de soberanía, resultan preocupantes las consecuencias de impacto ambiental que este proyecto presenta. Solo por mencionar una, ¿creen ustedes que sea bueno para Jalisco, recibir de regreso el agua de León, pero ya contaminada por las ambiciosas empresas que serán las únicas agradecidas con El Zapotillo? Y que además esta agua llegará a través del Río Santiago a la Laguna de Chapala.
Ya por último, comento ante ustedes una situación que me resulta intrigante: La presa de Arcediano se suspendió por representar un elevado costo de realización, cifra que superaba los 15 mil millones de pesos (decisión coherente). Pero contrariamente, hoy se apoya a la injustificada construcción de “El Zapotillo”, cuyos costos, incluyendo los accesorios de la presa, como el sistema de bombeo y el acueducto, se dispara a más de 18 mil millones de pesos. Aún cuando este es un proyecto que carece de sustentabilidad e integralidad.
Compañeros: el tema está vigente. Es de urgente y obvia resolución, y les aseguro que el entrarle y aportar por la resolución en apoyo al pueblo, no restará mérito alguno a nuestra labor como legisladores. Jalisco y México necesitan de autoridades con capacidad de decisión a favor de su pueblo y decisiones que garanticen la sustentabilidad del ecosistema ya de por sí deteriorado.
La soberanía y la identidad del pueblo jalisciense están en riesgo. Es de sabios recapacitar y apostar por el desarrollo colectivo. No por asegurar a quien nos favoreció en la campaña.
No tengamos miedo en hacer valer el enorme peso que recae en el Poder Legislativo. La necedad y falta de criterio del ejecutivo no debe imperar ante la apertura y disposición que nos corresponde como parte del gobierno.
Sin duda el “toma y daca” es cotidiano en la política y en la vida misma. Pero no debe ser una constante de sometimiento y menos aún cuando se ostenta la palabra empeñada por quienes nos eligieron.
OLGA ARACELI GÓMEZ FLORES