Las últimas semanas fueron marcadas por la situación de la pandemia general de la Covid-19, la cual exacerba consideradamente las desigualdades sociales.
Las principales medidas de seguridad recomendadas por gobiernos y equipos de salud no son adecuadas a todos los grupos, como los pueblos indígenas, que enfrentan un mayor riesgo.
Porque las voces de los pueblos indígenas están frecuentemente silenciadas, el Comité para los Derechos Humanos en América Latina, CDHAL, da a conocer el contexto en algunos países. También presentamos testimonios de personas de diferente pueblos indígenas que nos hablan sobre sus maneras de actuar frente a la pandemia desde sus propias perspectivas y manera de entender el mundo.
En el hoy llamado Canadá, las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno no se aplican a la realidad de los pueblos indígenas. Aunque sea un país muy rico, muchas comunidades indígenas no tienen acceso al agua potable o a redes de saneamiento. También es imposible cumplir con las medidas de aislamiento en su casas, ya que muchas veces viven casi diez personas en una misma vivienda. Históricamente, cuando una persona de un pueblo indígena se infecta, hay una gran posibilidad de que el contagio en la comunidad sea rápido y abrumador. Eso refleja que el proceso colonial aún se perpetúa, pues sus tierras sólo interesan cuando se pueden explotar los recursos o implantar proyectos destructivos.
Es lo que denuncia Jennifer Wickham, responsable de Medios de comunicación, originaria del clan Gidimt’en de la nación Wet’suwet’en, en el oeste de Canadá. Hace más de diez años, el pueblo Wet’suwet’en se moviliza para impedir la construcción de un gasoducto en su territorio ancestral. Pese a la cuarentena impuesta por el gobierno a toda la población canadiense, los trabajos en el sitio de construcción no fueron interrumpidos.
Estamos desarrollando arduamente protocolos internos para asegurar la salud y la seguridad de todas y todos. Mientras todo el mundo se encuentra bajo estado de emergencia, como es el caso de la provincia de Columbia Británica, la empresa Coastal GasLink sigue trabajando. Han estado abriendo el camino y siguen muy activos en el territorio.
Hay un aumento de presencia de la policía federal de Canadá. Nunca se han ido. Nos preocupa mucho que tanta gente externa esté entrando y saliendo del territorio todo el tiempo.
Estos proyectos están exentos, o sea, no están sujetos a los mismos estándares como la demás gente de la provincia de Columbia Británica o de Canadá en general.
Sé que los políticos logran muy bien infundir miedo a la gente. Pero invito a que todas y todos recordemos que, como especie, tenemos que tomar decisiones. Hemos sobrevivido a situaciones mucho más graves, especialmente los pueblos indígenas.
Tenemos una oportunidad para cambiar de fondo nuestra manera de hacer las cosas; por ejemplo: cómo usamos nuestro tiempo, cómo nos cuidamos individualmente, cómo cuidamos a nuestra familia y a nuestra comunidad. De dónde viene nuestra comida, qué tipo de medicina usamos. Y como pueblos, pues todo eso está ligado a nuestro territorio.
Cuando vemos el supermercado sin productos, entramos en pánico. Creo que sería buen momento para empezar a reconsiderar el origen de nuestra comida o la manera en que ésta ha sido producida. Tenemos que empezar a caminar hacia la autosuficiencia.
Sé que están sucediendo muchas cosas negativas, tristes, y horribles en el mundo debido a esta pandemia. Pero se puede hacer mucho como seres humanos, como sociedad, para que sigamos con impactos positivos después de que se acabe esta crisis. No queremos volver a la rutina de perseguir el dinero. Esa manera de hacer las cosas es destructiva para nuestro Yintah, nuestro territorio, y para nuestro pueblo. No perdamos el momentum y sigamos en movimiento.
La situación de precariedad y negligencia en relación a los pueblos indígenas, sin embargo, no ocurre solo en Canadá. En Brasil, por ejemplo, el presidente Jair Bolsonaro ha siempre manifestado que los territorios indígenas deben ser ampliamente explorados. Su discurso de odio viene incentivando el incremento de la tala y la quema de bosques y el asesinato de líderes indígenas. Pero en la actual situación del Covid-19, extrapola los límites, exponiendo a toda la población brasileña y sin tomar ninguna medida para impedir la llegada del virus a pueblos indígenas. Es lo que nos cuenta Willames Sousa, del pueblo Borari.
El gobierno federal, con el presidente Jair Bolsonaro, no esta siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, el es contra ellas. El es muy contra los asuntos indígena porque dice que nuestros parientes no necesitan esas tierras. El quiere abrir para el agronegocio para explotar madera, las recursos mineros que hay en el suelo. Muchas tierras son ricas, incluso la nuestra. El quiere robar el bosque para plantar soya y maíz. El ya era contra los indígenas sobre esta cuestión y ahora él ha sido contra las medidas necesarias de aislamiento social. El últimamente ha estado saliendo en Brasilia, donde el trabaja, ha saliendo en los comercios hablar con la gente, tocando manos, abrazando y sacando foto. Entonces él va contra toda esta cuestión, aunque todos los otros sectores, el poder judicial, el congreso, el parlamento, todo el mundo es de acuerdo con el aislamiento social. Solo el presidente está todavía contra.
En las aldeas, nosotros tenemos el bosque que nos da los alimentos, los alimentos sagrados, este alimento que nos da vida y para muchos años. Ya tuvimos otros tipos de enfermedades, pero las superamos. ¿Cómo lo hicimos? Fuimos al centro, íbamos a los campos de cultivo lejanos. Nos quedábamos dentro del bosque. Sabemos como vivir dentro del bosque. Entonces nosotros aprendimos mucho, desde muchos e muchos años nuestros abuelos pasaron sus conocimientos para nuestros padres, y de nuestros padres llegan a nosotros. Entonces todo eso que nosotros podemos tener, pero desde que el bosque se mantenga, nosotros podemos tener esta vida. Sin el bosque, no podemos tener esta vida, no podemos alimentar a nuestros hijos y no podemos esperar a otras generaciones.
Por su vez, Natto, un pajé también del pueblo Borari en Brasil, nos explica cómo están enfrentando la pandemia en su aldea.
Frente a todos los problemas que el mundo viene enfrentando, nosotros indígenas somos los más vulnerables al coronavirus. Entonces aquí nosotros estamos juntos con nuestros guerreros en el territorio Borary. Nuestros Caciques pidieron para todos quedarnos en cuarentena. Estamos dentro del bosque, agradeciendo a Dios para el segundo día de la luna, luna nueva, luna sagrada, luna de cura, luna de protección. Estamos pidiendo esta cura, esta protección para el mundo y estamos pidiendo a todos nuestros parientes indígenas de quedar en casa. Queden en las comunidades, queden en los bosques. El bosque es sagrado, es donde encontramos la cura atravàs de las plantas. Gran espíritu, nuestro padre Tupã, bendiga el mundo entero y a todos nuestros pueblos, de todas las etnias y especialmente a nuestro Brasil.
Desde la ciudad de Puebla en México, Miguel Ángel Villegas Cabrera, nos cuenta desde un pueblo Náhuatl, una anécdota que sugiere que el coronavirus es uno más de los problemas causados por el modo de vida y de producir de la sociedad actual.
El título de este pensamiento es “la claridad”
[…] Hoy no fui a ningún lugar porque la ciudad de puebla estaba medio cerrada. La gente se cuidaba de pescar el Coronavirus por eso decidí ir al campo. Allá en el monte me encontré un señor que cuidaba toros. Le pregunté respetuosamente “ Usted no se cuida del coronavirus?” y me dijo “ no, pues vea usted, más bien me cuido de la confusión”. Pregunté “ como de la confusión?”. Dijo “ sea o no verdad lo que se dice del coronavirus, la causa se llama confusión de la humanidad”. Por eso, agregó, me cuido de no tener confusión. Ahora más que nunca buscó tener más claridad en mi vida para estar bien de salud. Escucho noticias lo menos posible. Escucho más la voz sabia de mi interior. Agregó que los virus que de por si portamos son como toros. Hay que platicar con ellos, tenerlos trabajando y de hablarles como amigos. De esto se olvidó la humanidad. Por eso perdió su poca claridad y hoy está muy confundida en su corazón.
Los conocimientos de los pueblos indígenas suelen ser percibidos como creencias, sin racionalidad o conexión con la realidad
Esta crisis debería llevarnos a valorar los conocimientos de los pueblos indígenas. Es importante reconocer las interconexiones entre los ecosistemas y los seres humanos. Hay que cuestionar y reducir las presiones que el mundo capitalista ejerce sin descanso sobre la vida de las personas y del medioambiente.
Desde Canadá, para contacto sur, reporta Anouk Abt Del Comité para los Derechos Humanos en América Latina, CDHAL.
Photo: Juancho Torres – Agencia Anadolu